El traslado del pastor José Insfrán al penal de alta seguridad de Emboscada, representa la “inauguración” de los protocolos para procesados de alto perfil que rige en ese recinto carcelario.
Mínimo contacto con guardias, estos con capuchas para las breves conexiones con los reos, cero acceso a celular, registro puntilloso de visitantes, profusa instalación de circuitos cerrados, son algunas de las medidas que imperan en el reclusorio.
Insfrán fue trasladado anteayer en helicóptero desde la sede central de la Secretaría Nacional Antidrogas, en donde no existe la infraestructura ideal para detenidos de alto perfil.
El pastor Insfrán está acusado de lavado de activos y asociación criminal dentro del operativo denominado A Ultranza Paraguay, un esquema que traficaba toneladas de cocaína desde nuestro país a Europa.
Hermano de Miguel Insfrán, líder de la banda, y socio de Sebastián Marset, el fugitivo uruguayo considerado jefe de una agrupación internacional dedicada a tráfico de estupefacientes a gran escala.
La pesquisa en torno al pastor Insfrán reveló que el líder religioso tiene varias propiedades costosas en Canindeyú, en donde estaba al frente de una congregación evangélica que fungía como pantalla de la agrupación criminal.