Cuando Scout Frank perdió a su madre, decidió colocar parte de sus cenizas en un collar para sentir que la tenía cerca. Pero en su proceso de duelo encontró la manera de llevarla realmente bajo la piel: con un tatuaje.
Con la caja de madera en la cual estaban las cenizas de su madre, Frank llegó emocionada el estudio de la tatuadora Kat Dukes en la ciudad costera californiana de Oceanside.
“Es abrumador”, dijo con la voz embargada Frank sentada en una silla negra, mientras Dukes sacaba la bolsa con el polvo gris claro. La sala, inmaculada, de paredes blancas y estética vaquera, agregaba intimidad al momento.
Con guantes y una pequeña palita, Dukes removió una mínima fracción de las cenizas y se las pasó a la joven para que, en una especie de momento ceremonial, las agregara a la tinta.
“¡Anda mamá!”, dijo Frank cuyas lágrimas se convertían en sonrisa.
“Es una forma diferente de respetarla en vez de tenerlas (cenizas) apenas allí en mi casa”, comentó recibiendo de manos de Dukes la caja ya cerrada.
Dukes, quien se ha hecho un público fiel en su estudio Steel Honey gracias a su estilo de tatuaje a mano, incorporó la práctica con cenizas hace tres años y medio cuando uno de sus clientes le comentó que quería homenajear a su perro de una forma aún más íntima.
“Yo había escuchado que se podía hacer, pero no sabía cómo”, dijo la artista de 32 años.
“Era muy simple, apenas agregar las cenizas en la tinta. Fue lo que hicimos, y eso lo hizo mucho más especial”.
La tatuadora, quien llama a este tipo de trabajos como “piezas conmemorativas”, vio sus videos correr como pólvora por las redes sociales. Y con la exposición, vino el tsunami.
– Rechazo –
“Recibo muchas críticas por hacer esto. Mucha gente argumenta que no es sanitario”, dijo Dukes quien adoptó tanto la práctica que se tatuó a sí misma las cenizas de su papá.
“Es un poco mal visto aquí en Estados Unidos porque la gente no ha oído hablar sobre esto con frecuencia. Y la gente rechaza de inmediato lo que le es raro”.
Dukes afirma que no existe ningún riesgo de contaminación o infección por usar cenizas de cremación, y que una inspección sanitaria constató que su trabajo es seguro y que su estudio no viola ninguna norma.
La artista dice que esto la ayudó a superar el impacto psicológico de la avalancha de críticas, así como la reacción de sus clientes, “no importa el odio que reciba”.
“Es algo muy especial poder hacerte algo así con una persona como Kat”, dijo Frank, quien ya perdió la cuenta de la cantidad de tatuajes que tiene, mientras observa la pieza finalizada en su tobillo.
La silueta de una paloma, con las alas abiertas, fue el diseño que la joven dueña de una tienda de ropa vintage eligió para recordar a su madre quien para decirle “Te amo” intercambiaba las palabras “love” por “dove” (paloma en inglés).
“Tenerla realmente conectada a mí es un sentimiento muy diferente. Es algo que no puedo perder, que no pueden quitarme”, sonríe. “Ella ya es una parte de mí, pero ahora realmente va a ser una parte de mí para siempre”.