La detección de un explosivo que estaba para detonarse a control remoto, con la intención presunta de masacrar a militares, es abordada por investigadores como un detalle que afianza la idea de que el cerro Guazú (Amambay) y zonas aledañas, son sitios del EPP en el que tienen instalados sus guaridas.
Otra presunción de las autoridades, es que la reactivación del grupo terrorista, tiene la arista de que está constituido en la actualidad en su mayoría por nativos.
En la zona que rodea al cerro Guazú de Capitán Bado se hallan 22 comunidades de la parcialidad Pai Tavytera, que tienen a los accidentes geográficos (como los cerros) como sitios sagrados.
En Inteligencia de la Policía aseguran que el ala indígena del EPP, se afianzó desde el secuestro del exvicepresidente Oscar Denis, a quien capturaron junto a uno de sus peones, quien fue luego liberado y contó que parte del grupo de secuestradores eran nativos, que incluso eran los que lideraban el operativo.
El 13 de febrero pasado tres hombres resultaron muertos tras explotar una bomba detonada a control en un camino vecinal en el límite entre Amambay y Concepción. Aparentemente los atacantes confundieron a marihuaneros con militares y explosionaron el dispositivo.
Antes, el 10 de enero del corriente año, miembros de la Fuerza de Tarea Conjunta reportaron una explosión cerca del Cerro Guazú.
Expertos de la policía mencionan que la seguidilla de ese tipo de episodios, evidenciaría a un plan de retorno de acciones perpetradas por el EPP, pero esta vez con preeminencia de las emboscadas, como método de ataque.