Eder (25) vio que su padre se sentía mal y actuó rápidamente. Lo alzó a su motocicleta y lo llevó al hospital. Allí, los profesionales de blanco le dijeron que probablemente su papá se quede internado. En eso, el joven encontró a una vecina, le contó lo que pasaba con su papá y le dijo que iría a buscar a su mamá para que esté en el hospital al lado del hombre que ama. Y así lo hizo, tomó su biciclo y se dirigió a su casa. Pero en el trayecto, un irresponsable al volante de un automóvil, le chocó y lo mató. El automovilista ni siquiera frenó para auxiliarlo y se dio a la fuga. Así, Eder se fue de este mundo, dejando a dos pequeñas hijas que hoy preguntan por él.
Así comienza esta triste historia que tiene una segunda parte en el cementerio de Guarambaré. Los familiares de Eder consiguieron, a través de la Municipalidad, un espacio para que el joven tenga su última morada y descanse en paz. Pero, la paz fue lo que menos se tuvo. Al llegar al camposanto, sus seres queridos se encontraron con la sorpresa de que los sepultureros no le habían preparado la fosa para enterrar a Eder.
«UNO DE ELLOS NOS PIDIÓ EN SECO 400 MIL»
Doña Lilian, con el dolor en su alma, tuvo que aguantar por más de tres horas, que el cajón de su hijo este tirado en el césped del cementerio. «Fue muy doloroso, los sepultureros no querían cavar y tampoco querían que nosotros lo hagamos. Uno de ellos nos pidió en seco 400 mil guaraníes para hacerlo o sino que le llevemos nomás de ahí a mi hijo, fue muy angustiante ese momento, imaginate, todo el dolor por perder a mi hijo y tener que pasar por eso nuevamente», expresó con mucho dolor a Crónica.
«Además, los sepultureros estaban todos borrachos, yo creo que hacen como una especie de extra para ellos, es el colmo que jueguen así con el dolor de alguien y pidan esa cantidad de dinero», señaló. Doña Lilian comentó que los sepultureros le ofrecieron un depósito, tipo alquiler por un día, para no dejar el cajón de su hijo en el predio a la vista de todos. Pero además, le cobraron por el «desentierro» al día siguiente.
«Nos pidieron 250 mil guaraníes para dejarlo ahí por un día. Tuvimos que hacer la vaquita entre todos para poder pagar esa suma. Para colmo, al día siguiente tuvimos que pagar 150 mil para retirarlo nuevamente. Parece que todo es plata je’u», señaló.
Finalmente, fueron los propios familiares de Eder quienes cavaron en el lugar y le dieron su última morada al joven. «Ahí ya no les hicimos caso y cuando le retiramos del depósito mi marido y algunos vecinos cavaron. Tuvimos que prestar palas y picos para cavar y dejarlo ahí, en el lugar que le correspondía», expresó. «Los vecinos me dijeron que no es la primera vez que esto ocurre», finalizó.
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