Panorama Fronterizo

Kate jamás se podría haber imaginado lo que su marido le iba a contar, una noche que ambos se despertaron para conversar.

«Te he estado violando. Te he estado sedando y tomándote fotografías durante años».

Kate (no es su nombre real) se quedó sin palabras. Se quedó congelada. Simplemente no podía entender lo que él estaba diciendo.

«Me lo contó casi como si fuera cualquier cosa, como ‘mañana cenaremos espaguetis a la boloñesa. ¿te importa traer el pan?'».

Advertencia: esta historia contiene descripciones de violencia sexual.

Durante años, a puerta cerrada, su marido había sido controlador y abusivo. Era violento y abusaba de las pastillas recetadas.

A lo largo de los años, Kate había despertado en ocasiones y lo había encontrado teniendo relaciones sexuales con ella, algo para lo que no podía dar su consentimiento porque estaba dormida. Esto era una violación.

Después, él se arrepentía, convenciéndola de que había estado dormido y no sabía lo que hacía. Le decía que estaba enfermo y que debía haber algo mal con él.

Kate lo apoyó para que buscara ayuda médica.

Pero en ese momento no tenía ni idea de que él le había estado poniendo somníferos en el té por la noche, práctica conocida como spiking en Reino Unido, para poder violarla mientras dormía